Hace poco leí un libro de Paulo Coelho llamado "Brida" que me hizo pensar en el verdadero poder de las palabras y la mala utilización que hacemos de ellas. Aquí dejo un extracto del libro que me hizo reflexionar durante bastantes días:
- Entonces siéntate y contempla la puesta de sol –dijo el Mago.
- No me voy a quedar otra vez sola en el bosque –respondió ella-. La última vez que estuve...
El Mago la interrumpió:
- No digas eso. Dios está en las palabras.
- ¿Qué es lo que he dicho mal?
- Si dices que fue la “última” puede transformarse realmente en la última. En realidad, lo que quisiste decir fue “la vez más reciente que estuve...”
Brida se quedó preocupada. Iba a tener que controlar mucho las palabras, de ahora en adelante. Decidió sentarse y quedarse quieta, haciendo lo que el Mago le había dicho: contemplando la puesta de sol.
Independientemente de que creamos o no en Dios, sí que creo que cada una de las cosas que decimos tienen relevancia en el continuo espacio-tiempo. Supongo que tendré que darle la razón a cierto amigo mío que una vez me dijo: "Los españoles habláis por hablar". Desde que me dijo esa frase me he estado fijando y tiene toda la razón, nunca disfrutamos de los silencios, por alguna extraña razón nos hacen sentir violentos o incómodos.
Quizá desde ahora intente aprender a medir mis palabras, quizá quiera hacer que cada cosa que digo tenga el valor que le quiero dar, quizá lo logre o quizá no...

"Siempre que te pregunto que cuando, como y cuando, tu siempre me respondes quizás, quizás, quizás" (Nat King Cole)
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