Me encanta sentarme en el alfeizar de mi ventana y mirar el parque que hay debajo. Es como mirar un cuadro de Renoir pero en movimiento. Cada persona, animal o objeto se comportan de forma natural, sin saber que están siendo los protagonistas de mi cuadro.
Me encanta ver las escenas cotidianas, me demuestran que aunque tú te pares, el mundo sigue.
Cuando uno está pasando un mal momento, o planteándose ciertas cosas, siente como si el mundo se parase. Como si de pronto todo el universo pensase: "Ah, tal persona no se encuentra bien, ¡detengámonos!". Para mí, el hecho de mirar por la ventana y ver que la vida continúa me devuelve a la realidad, me hace ver que no soy el ombligo del mundo, y que si el mundo nunca se detiene yo tampoco tengo porqué hacerlo.
Los pájaros siempre seguirán cantando, las personas seguirán interactuando, la naturaleza continuará creciendo y yo quiero seguirles el ritmo.
"Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único."
Agatha Christie
Ay... Ésa sensación también la he tenido yo; la de ver que el mundo no se detiene.
ResponderEliminarLa de veces me he acordado de esta canción:
http://www.youtube.com/watch?v=uSdrOR0W7KY
"El mundo" (He puesto la versión modernilla de "El efecto mariposa").
Creo que le va muy bien a la preciosa foto que has elegido. ;)
Besotes, Alba!
Esa canción es preciosa y, tienes razón, le va al pelo. Muchas gracias por recordarme su existencia porque hacía mucho que no la escuchaba :).
ResponderEliminarEs bonito saber que, aunque tu te detengas, el mundo sigue girando para poder darte la opción de dar el siguiente paso.
Un besazo y gracias