La belleza...

Leyendo el libro de Federico Moccia "Carolina se enamora", sí no puedo remediarlo soy una enamorada del amor :), me encontré con que el autor recogía unas palabras de una de las grandes divas de la belleza Audrey Hepburn, unas palabras que me hicieron reflexionar sobre la verdadera belleza. Las palabras eran las siguientes:

Para tener unos labios atractivos, 

dí siempre palabras amables.

Para tener ojos adorables, 

mira siempre las cosas buenas de la gente. 

Para una figura esbelta, 

comparte tu comida con los que padecen de hambre.

Para tener un pelo lindo, 

permite que un niño pase sus deditos por él, por lo menos una vez al día.

Para mantener la elegancia, 

camina con la certeza de que nunca estás sola.  

La gente tiene derecho a ser reestablecida, revivida, reivindicada y redimida. 

Nunca rechaces ni deseches a nadie.

Si necesitas una mano amiga, la encontrarás en el extremo de cada uno de tus brazos. 

Descubrirás que tienes dos manos: una para ayudarte a tí misma y la otra para ayudar a los demás.

La belleza de una mujer no está en su figura, en la ropa que viste o en la forma como se peina. 

La belleza de una mujer tiene que ser vista en sus ojos, por que son la puerta de su alma, el lugar donde habita el amor.

La belleza de una mujer no está en la moda superficial.

La verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma.

En la bondad con la que da amor y en la pasión que demuestra. 

La belleza de una mujer crece con el pasar de los años.

Estas palabras me parecen de lo más acertadas y más en la sociedad en la que vivimos que se premia más la belleza que la bondad o la inteligencia, o incluso más que la propia capacidad de trabajo. 

No quiero que se me malinterprete porque a mí me parece estupendo que a la gente le encante cuidarse por fuera pero sin olvidar que también contamos con un mundo interior que, al igual que sucede con los cuidados externos, si no nos preocupamos por él se oxida.

Me gustaría que se le diese la misma importancia a uno que a otro porque creo que ambos se complementan. Si te sientes a gusto con tu aspecto eso se reflejará en tu sonrisa, carácter y en tus ganas de comerte el mundo. Y si cuentas con un mundo interior rico, cargado de buenos sentimientos tanto para los demás como para ti mismo, querrás mejorar ese mundo externo como una forma de demostrarte el amor que te procesas. 

Espero que las personas que lean esto traten de mejorar la parcela que tienen más olvidada, dándole la misma importancia a una que a la otra. ¿Qué pensáis?