Erase una vez una pequeña niña de ojos verdes, hermosa por fuera pero todavía más, aunque parezca imposible, por dentro, que nació con la palabra éxito pintada en el pan que traía bajo su brazo. Sus padres decidieron ponerle de nombre Lucía porque había llegado a sus vidas para iluminarles a ellos y a todas las personas con las que se topase en el camino. No importaba lo oscuro que estuviese, ella siempre desprendía esa luz que hacía que hasta en el medio de una cueva pareciese que era pleno día.
Pasó el tiempo y con él millones de cosas buenas y algún que otro dolor, sobre todo uno muy importante, pero nada hizo que su luz se apagase. Se convirtió en una joven llena de sueños y esperanzas, capaz de demostrar, aunque por aquel entonces ella no lo sabía, todo lo que valía, ¿pero a caso alguien lo sabe?. Supo aprovechar las oportunidades que le dio la vida y supo enfrentarse a sus miedos para conseguir todo lo que merecía.Aprendió a saltar cada bache del camino y no importaba lo alto que estuviese porque ella sabía que siempre contaría con el apoyo de su familia y amigos. Aprendió a levantarse de cada caída, incluso de una a la entrada de un metro, y a luchar por conseguir todo lo que se propusiese.
Sus ojos verdes todavía llevan la inocencia por bandera y su corazón, cerrado con candado por miedo al dolor, hace que te empeñes en encontrar la llave que lo abre porque sabes que la recompensa será enorme.
Hoy se ha convertido en una licenciada y ese es el motivo de que escriba estas palabras:
"Lu has conseguido lograr una de tus metas y todavía te quedan muchos nuevos retos, pero sé que con tu perseverancia, tu capacidad y tu fuerza de voluntad los conseguirás alcanzar. No cambies nunca. Te quiero."
"Un Hoy bien vivido hace que cada Ayer sea un sueño de felicidad y cada Mañana una visión de esperanza. Te mereces toda una vida de mañanas preciosas"
preciosas palabras que se nota que salen del corazón. Y yo do fé de ellas.
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